A finales del siglo XIX, los intereses de una pujante burguesía se ven reflejados en la arquitectura historicista, en el modernismo y el uso de una rica y exquisita cerámica arquitectónica que dará paso al siglo XX. Uno de los ejemplos más característicos son las casas modernistas del carrer de l’Estació con una rica ornamentación estética.
Este gusto por la ostentación a través de la arquitectura convertida en icono social se prolongará hasta mediados del siglo XX. El estilo imperio, el neobarroco, el art decó o las formas variadas del eclecticismo valenciano están presentes en la arquitectura de Quart. entre ellas destacan algunos edificios como l’Alqueria de San Enrique, en origen ubicada en medio del campo, y hoy reconvertida en colegio. La casa presenta una torre central de tres pisos con dos alas laterales, de gran sencillez decorativa y estructural, que se engloba en el tipo de chalet que tuvo éxito a mediados del siglo XX.
Otro edificio sobresaliente es La Pepita, de época de la postguerra, en el que destaca su torre neobarroca y su policromía, los balaustres y piñas que coronan la balaustrada superior del edificio.
también imponente, es el edificio de la caja de Ahorros, que en los años sesenta se edificó sobre los jardines del antiguo palacio del marqués de Tremolar. El conjunto aprovecha y se adapta al chaflán de la calle con un sobresaliente cuerpo principal, que permite articular una fachada monumental con un gran mirador cubierto con un frontón semicircular y estética neobarroca muy frecuente por esos años.