La Ruta Violeta del agua, o ruta número 5, es uno de los itinerarios oficiales del Parque Natural del Turia. Posee una dificultad muy baja, y sin embargo, goza de un buen número de elementos del patrimonio hidráulico que la hacen muy interesante. Existen distintas variantes para el punto de inicio. En este apartado informaremos sobre cómo iniciarla en el Más dels Frares, un decimonónico palacete de estilo neoclásico. La masía es muy grande y destaca el balcón frontal, así como una pequeña granja con cerdos y caballos. Hoy día la retienen manos privadas que le han encontrado beneficio económico convirtiéndola en un restaurante. Por lo general, se puede pedir permiso para entrar y poder ver allí la ermita de San Javier, del siglo XVI y reconocido bien de relevancia local. Junto a ella, se puede encontrar un curioso campo de cultivo de caña de bambú.
Finalizada la agradable visita al Mas dels Frares, continuamos andando entre campos de naranjos, siguiendo los postes de madera con las marcas violetas que balizan la ruta, hasta que nos desviamos hacia la izquierda para poder contemplar un viejo motor de vapor del que apenas quedan las ruinas y una alta chimenea. Parece que este motor tenía como fin el hacer remontar las aguas del río Turia hacia estos campos de cultivo gracias a la acción del vapor. La generalización de la electricidad como fuente de energía hizo que se abandonase por completo esta instalación, que hoy día ya sólo se conserva como un elemento del patrimonio industrial e hidráulico del país.
Regresamos al camino que seguíamos antes del desvío. En unos pocos metros nos adentramos en un espesa zona boscosa que discurre paralela al río. La vegetación aclara un poco justo allá donde el río hace una curva y nos permite observar el espectacular descenso de las aguas. Seguimos caminando hasta llegar al motor de El Palmeral, un elemento importante para el regadío de los cultivos circundante. A la derecha, en el sentido de nuestra marcha, podemos ver el antiguo motor, un viejo edificio de ladrillo con una torreta eléctrica como anexo.
Ya abandonado el motor de El Palmeral y su aliviadero, proseguimos la marcha hasta llegar a la zona de baño de La Pea. Se trata de una playa fluvial y que, durante el verano, se convierte en lugar de peregrinación para los habitantes locales para refrescarse. Aquí, el agua forma caprichosos y mansos remolinos, y podemos admirar enormes chopos. Este lugar es ideal para pararse a descansar y poder comer algo, sin dejar nunca ningún residuo. Esto es muy importante, ya que entre todos debemos mantener este espacio natural limpio.
A continuación podemos continuar la ruta siguiendo ahora los carteles que indican «Ruta de la Pea». Durante casi dos kilómetros caminamos mientras el terreno se elevaba por encima del cauce del río, razón por la que hay que andar con algo de precaución para evitar caer por los cortados que quedan a la derecha.
Llegamos al azud de Benaguasil, pequeña presa que ayuda a derivar parte del agua hacia la Acequia Mayor de esta localidad. Unos dos cientos metros más adelante encontraremos la Acequia Mayor de Vilamarxant, que conduce el agua hasta el motor para el riego que habíamos visto más atrás. Rodeamos el edificio y, bajando unas escaleras, podemos ver la compuerta que controla el caudal derivado hacia la acequia.
Más adelante encontramos la central hidroeléctrica de Vilamarxant, que aprovecha un salto de agua para obtener energía eléctrica. Seguimos andando hasta llegar al aliviadero de la mencionada central, que origina una cascada o caída de agua cuando está en funcionamiento.
Por último, para regresar, seguimos el mismo camino que nos había llevado hasta aquí.
La Ruta Violeta del agua es una caminata muy sencilla y agradable que se puede hacer en cualquier estación del año, aunque hay que evitar los meses de verano porque encontramos pocas sombras. La ruta no presenta dificultad alguna, ni siquiera es necesario calzado de montaña puesto que la mayor parte del tiempo se transita por pistas de tierra, pero sí es necesario y muy importante llevar calzado y ropa cómoda. Es muy importante recordar que hay que llevar siempre algo de comida y agua.