Aquellos tiempos han dejado una clara impronta en el pueblo actual, que ha conservado un núcleo definido por un castillo de origen islámico, la iglesia; Antigua mezquita, de estilo barroco y una serie de capillas rurales que se encontraban escampadas por el territorio, pero de las que solamente dos permanecen, y sobretodo una estructura urbanística genuinamente medieval.
Chulilla se ordena y se aterraza entre el monte del castillo y el río Turia, originalmente sólo en su fachada oriental. El aumento demográfico fue modificando apenas la estructura urbana hasta saltar la muralla y originar la “calle larga”.
Dos podrían ser los documentos escritos que dan carta de naturaleza a nuestro pueblo.
1. El 17 de diciembre de 1260 el Rey Jaime I establece las condiciones de poblamiento que van a tener los musulmanes de Chulilla tras la conquista.
“Noverint universi quod nos.Iacabus, Dei gratia rex Aragonunm, maiconcarum et Valentie, Comes Rarchinone et Urgelli, et Dominus Montispesulani, per nos et nostros concedimus et indulgemus vobis universis et singulis sarrracenis de Xulella, presentibus et futuris, in perpetuum quod de tota laboratione quam feeritis in bega sive regadivo quod est in termino de Xulella…”
2. El 8 de febrero de 1341, Ramón de Gastó, Bishe de Valencia, otorga carta de poblamiento la Villa de Chulilla per a poblarla con 100 familias de cristianos, después de haber expulsado a los musulmanes que vivían hasta ese momento.
“Noverint universi quod nos, Raumundus, miseratione Divina Valentie Episcopus, et Capitulum eiusdem sedis, considerantes locum nostrum de Xulella, nunch populatum existere perfidis sarracenis…”
Cronología histórica
La villa de Chulilla se sitúa en un territorio que está vertebrado por el río Turia, y él ha sido el que ha marcado toda su evolución histórica; la elección del asentamiento de la población basada en la importancia de elementos estratégicos y de control. Ha sido la hidrografía con su doble carácter de proporcionadora de recursos económicos y facilitadora de estrategias defensivas quien ha determinado la historia de Chulilla.
Ya en nuestra Era el carácter de autarquía y aislamiento generalizado al final del antiguo imperio fue conformando la estructura territorial que derivaría en el distrito musulmán del castillo islámico de Xulella, que tuvo su continuidad territorial tras la conquista en la Baronía del siglo XIII.
La relación castillo – río Guadalaviar establecerá el eje doméstico de los habitantes de las alquerías de época islámica, originándose, si no lo fue ya en época romana, el sistema de regadío del valle a partir del azud del Salto, llamado popularmente “Charco Azul”.
Chulilla aparece documentalmente entre las donaciones que realiza el rey musulmán de Valencia Abu Zayd, al Obispo de Segorbe en 1236. En 1248 Jaime I la dona a Pere Escrivá de forma vitalicia “castrum et villam de Xulella” pero esta donación no será la definitiva. Tras este paréntesis de señorío militar vuelve al eclesiástico al ser instituida en 1274 la Baronía de Chulilla, sobre el territorio del antiguo distrito musulmán, y entregada al Cabildo y Obispo de Valencia.
Hasta 1331 la población será mayoritariamente musulmana y en 1340 se realiza la Carta de población por Raimon Gastón y su Cabildo, recibiendo el documento los representantes de los cien pobladores cristianos, Miguel Silvestre y Arnaldo Guernica.
Siglos XV, XVI y XVII
A lo largo de este periodo, se observa en base al estudio de los nombres de familia, una cierta sustitución de los primeros linajes que llegaron en el siglo XIV por los que actualmente conforman el patronímico contemporáneo. A esta época podemos llamarla la era del esparto, no sólo por su importancia económica, aún conocida por nuestros mayores, sino también por cómo regulaba las ordenanzas comunitarias.
Siglo XVIII
Se produce una ruptura anunciada: el territorio de la Baronía que había permanecido apenas modificado desde un milenio atrás, el del antiguo distrito islámico, se desgajará y surgirán nuevos municipios Villar y Losa.
Siglo XIX
Es un siglo de expansión y de cambio: liberación de la dependencia del Arzobispo-Barón, construcción de nuevos molinos, modernización del Balneario, mejora e introducción de nuevos cultivos; pero también de las guerras carlistas en las que el castillo de Chulilla fue ocupado por las tropas del general Cabrera y posteriormente reconquistado por las tropas isabelinas tras sucesivos asedios. En la segunda mitad del siglo XIX, la población quedó afectada por estos acontecimientos lo que unido a su situación marginal respecto a los ejes de desarrollo de la región hará que su carácter rural se mantenga en el siglo XX.
Siglo XX
Traerá el inicio de la transformación urbana y la modernización y de la emigración de chulillanos y chulillanas en busca de nuevos horizontes. Se despedirá con un zarpazo: el incendio de 1994, otros, amén de la guerra civil, ya habían pasado a la historia: la epidemia de la cucaracha y la riada del 57.
Siglo XXI
Se presenta con una renovada vocación de municipio ya no de una economía tradicional primaria sino de servicio, en el que la puesta en valor de su patrimonio monumental natural e histórico refuerce la calidad de vida para propios y foráneos.