La Consellería de Transición Ecológica ha presentado en Manises un proyecto ambicioso para eliminar caña invasora en más de 110 kilómetros de cuencas fluviales. Un plan pionero de control de cañares y restauración de ríos valencianos, llamado ‘Desencanyar’, que cuenta con una inversión de 16 millones de euros hasta el 2027.
Según palabras del alcalde de Manises, Jesús Borràs i Sanchis, «entendemos que se prioritario el mantenimiento y la limpieza del río puesto que medio ambientalmente se preserva la riqueza de la fauna y la flora y, además, el río da mucha vida a los pueblos por los que confluye». «Es esencial una coordinación entre todas las administraciones implicadas para acabar con esta especie invasora», ha añadido Borrás.
Esta estrategia valenciana permitirá «hacer frente a una problemática que parecía imparable, liberar las riberas y mejorar la salud ambiental de los ríos y de nuestro territorio», tal como ha anunciado esta mañana la consellera Isaura Navarro. Así mismo, el proyecto cuenta con un amplio ámbito de actuación que «beneficiará cerca de 1.5 millones de habitantes de 56 municipios que volverán a disfrutar de un río lleno de vida junto a sus pueblos», según ha indicado Navarro.
De hecho, Transición Ecológica puso en marcha este programa en el 2019 y ya ha permitido eliminar cañares de 31 kilómetros de ríos de 8 cuencas fluviales. Visto el éxito del proyecto, la titular en el frente de la Consellería ha asegurado que «es solo el principio para hacerle frente a la invasión de cañas sobre nuestro medio ambiente, desencañar y restaurar kilómetros de ríos para devolverlos a la naturaleza y a la ciudadanía».
Antídoto contra la caña invasora
La caña es una especia exótica llevada de hace siglos desde Asia que se descontroló en la segunda mitad del siglo pasado, y está catalogada como una de las 100 especies más invasoras del mundo. Precisamente, la consejera Navarro ha alertado que «es la más peligrosa en nuestra tierra, absorbe muchos recursos hídricos que no podemos ni debemos de derrochar y, además, allá donde está es un riesgo evidente para la propagación de incendios».
Concretamente, su ocupación supone una bajada de la biodiversidad puesto que se convierte en la especie dominante y desplaza la vegetación de ribera nativa; provoca alteraciones sobre las camas, problemas de desagüe y tiene un consumo de agua 20 veces mayor al de la vegetación nativa; el 30% de los fuegos intencionados se originan en cañares y estos tienen una mayor combustibilidad; y además se convierten en muros impenetrables que modifican el paisaje y provocan dificultades de acceso a la orilla.
Colaboración de las administraciones
El proyecto es posible gracias a la unión de todas las administraciones competenciales, que han decidido «ir todas a una» para crear esta alianza y combatir la problemática. De hecho, al acto celebrado en Manises, han asistido representantes de ayuntamientos, el comisario de la Confederación Hidrográfica del Júcar, así como asociaciones y entidades ambientalistas.
En esta línea, la consejera ha concluido que «hoy es un mal día para las cañas, pero un día histórico para las alianzas y la buena política ambiental y social».
Fuente: Ayuntamiento de Manises