Tras la conquista y las guerras con Castilla del siglo XIV, la fortaleza sufre reformas importantes que seguirán en los siglos XV y XVI con la utilización de la pólvora, pero sobre todo por su utilización como residencia y más tarde como cárcel de eclesiásticos. En el siglo XIX cumple unos servicios importantes para la causa carlista, siendo precisamente el asedio del ejército gubernamental que la denomina como castillo de los Ángeles, el que de una forma definitiva iniciaría el proceso de ruina de la fortaleza.
Descripción
El castillo se sitúa en lo alto del monte que corona el pueblo. El acceso a la fortaleza, parte de sur a norte desde las casas que existen tras la iglesia, existiendo en esta antemuralla una veintena de troneras saeteras. Al comienzo de la balustrada que sirve de camino de acceso al castillo se sitúa una torre albarrana. La segunda y más principal muralla del emplazamiento posee un talud para reforzar ese punto contra zapa y mina. El camino, ascendiente gira hacia el mediodía y enfrenta la puerta, con arco de medio punto de ladrillo en el exterior y arco escarzano de sillería en su interior. Tras ésta un rastrillo, maza, batiente y al final la puerta de madera. Sobre el dintel existe un matacán almenado destinado a la defensa del portal al igual que la torre. Traspasada la entrada y al nivel del suelo, llaman la atención dos alineaciones de muros más primitivos, probablemente islámicos.
Hacia el norte continúa la muralla que reforzaría la defensa y que termina con una torre esquinera a la que se llega por un tramo de muralla que cuenta con troneras en dirección norte. A lo largo de la parte superior de la muralla existe un camino de ronda parapetado y en algunos puntos almenado. Hacia el sur se extiende el lienzo de la muralla, casi en línea recta, de mortero y piedra, y unos restos de construcciones del cuerpo de guardia. Sobre ellos un aljibe. Este sector acaba con un muro que une la montaña con un bastión circular al que se accede mediante cuatro escalones.
La fortaleza no ha necesitado de la construcción de defensas a excepción del flanco oriental, pues la naturaleza escabrosa del terreno imposibilita el ataque por las otras zonas.
Más allá existe unos restos de tres dependencias de mampostería y con pavimento de ladrillo cerámico a mano apoyadas en el lienzo y una habitación abovedada en el primer saliente de la muralla. Anexo a esta habitación existe una amplia dependencia a la que se accede por extremo sur que correspondería a un edificio muy importante para el castillo. Siguiendo la muralla se llega al área noble del castillo, con una torre cuadrada, y por encima de ella y directamente sobre el río una torre esquinera con un piso inferior abovedado. Unidas a roca se levantan tres dependencias de tapial sobre la base de mampostería con acceso de escalones semicirculares en piedra. Bajo una de ellas hay un subterráneo que comunica con el exterior y que facilitaría una salida en un momento dado. Junto a ellas hay una sala al mediodía con dos vanos que enmarcan dos arcos rebajados. El suelo es de ladrillo rojo y se subdivide en dos dependencias, teniendo la más oriental una cámara abovedada en su subsuelo.
Esta sería una edificación de tipo residencial o alcaidía. Sus dependencias están enlucidas en yeso y hay restos de pintura en él. El suelo es de ladrillo rojo, elaborado a mano. En su edificación original, predomina el tapial de cantos rodados y argamasa ceñido por verdugadas de ladrillo. Todo esta área del recinto se ha desarrollado alrededor de lo que podríamos denominar un patio de armas que cuenta con grandes troneras.
Con ocasión de llevarse a cabo la restauración y consolidación del castillo, se realizaron en 1985 y 1986 trabajos arqueológicos de urgencia en diversas áreas del recinto y se realizó el registro y catalogación de los grabados existentes en tres áreas de la fortaleza y que muestran un gran interés iconográfico, en la entrada, junto al cuerpo de guardia, en una dependencia abovedada situada junto al lienzo de muralla y la planta inferior del edificio principal. Se trata de grabados incisos con buril fino sobre el mortero de cal y arena: únicamente en un caso hemos observado la marca esculpida en piedra. Existen de dos tipos: un signo de cantero en un sillar de la sexta hilada de las jambas de la puerta, de carácter geométrico, de trazos rectos y sencillos y de poca profundidad; fue grabado a cincel sobre la caliza. Otro tipo de signos está constituido por grupos de líneas verticales cruzadas horizontalmente por otra, sobre el mortero. Tras un bastión circular, se halla, saliente de la muralla, una cámara abovedada en cuyas paredes se grabaron varios grupos de signos, que en la actualidad han sufrido el vandalismo de irresponsables que han propiciado su práctica desaparición.
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