Chulilla cuenta con pinturas rupestres pertenecientes al periodo epipaleolítico (3500-2000 aC). Situadas en el Barranco de Falfiguera, fueron descubiertas a finales de 1998. Tras una primera observación el friso se relevó como un hallazgo de extraordinario interés por el aspecto y cantidad de las representaciones pictóricas. Las figuras representadas son unas de carácter zoomórfico y otras antropomórficas en diferentes grupos y posturas. La importancia de los hallazgos es tal que una escena de las halladas no tiene paralelos en el Mediterráneo.
El municipio también cuenta con restos arqueológicos que datan de la Edad de Bronce y de Hierro, como los poblados íberos del Monte del Castillo, La Talayuela, El Castellar, etc.
El Castillo fue declarado como Monumento Histórico Artístico en el año 1981. Se trata de un edificio de arquitectura medieval situado en la parte alta del peñón sobre el que se asienta la población en forma de anfiteatro. Constituye el embrión de la villa, no solo porque en él se ubicaron las poblaciones de la Edad Antigua, sino porque sus restos constructivos reflejan los momentos históricos del pueblo, así como también el carácter singular que proporciona al propio pueblo.
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles fue construida en los siglos XVI y XVII. De estilo barroco, la Iglesia se construyó sobre la antigua mezquita de la población. Durante la guerra civil fue utilizada como cementerio. En su interior se encuentran obras de alto valor, como una talla de madera policromada de una Virgen con Niño (s. XVI), y un lienzo de la Virgen del Castillo con Niño (s. XVII).
La Ermita de Santa Bárbara se encuentra situada a un kilómetro del pueblo. Se trata de un edificio primitivamente gótico construido en 1364, renovado en 1730 y recientemente rehabilitado. Consta de una sola nave con pilastras, arcos de medio punto y ojivales, con una bóveda de crucería. En ella permanece la patrona del municipio.
Dentro del mismo casco urbano de Chulilla se encuentra la Ermita de San Josepe, una construcción del siglo XVII dedicada a la bendición de los animales. Se trata de la única capilla rural que se conserva en el municipio de entre las muchas que se encontraban escampadas por el territorio.
El emplazamiento de su núcleo urbano en las laderas de los montes del Castillo y la Muela y envuelto por la hoz que forma el río Turia supone el principal valor estético de Chulilla.
El primer núcleo de población estaría delimitado, por la histórica calle del Castillo y en un segundo momento por la de San Juan, Los Angeles, Abadía y Mayor.
Los barrios más antiguos son los de “la Peñeta”, “la Iglesia”, “el Castillo” y “la Plaza” Las calles de estos barrios son estrechas y se ajustan a las curvas de nivel que forma el terreno. Son abundantes los ensanchamientos y las plazuelas, así como las calles que conectan de forma perpendicular con gran desnivel unas calles con otras. En ocasiones el desnivel es salvado con largas escalinatas.
En el resto de los barrios, el crecimiento se produjo de forma radial a partir del foco de la plaza, así el barrio del “Barranquillo” se articula entorno a la calle del río Turia (antiguo camino para cruzar el río), los de “S. Josepe” y del “Lavadero” siguen el camino de este último. Los de “Cuevas” y “Raimunda” siguen los respectivos a las cuevas del monte del Castillo y de la Raimunda.
La composición arquitectónica de las casas responden a modelos de economía agrícola familiar. Cubiertas de teja árabe y con fachadas simples y lisas sin apenas adorno y pintadas a la cal otorgan en su conjunto a la población un aspecto blanco mediterráneo.
Cada año se celebran tres fiestas principales en Chulilla. La Fiesta de La Enramá acontece durante el primer fin de semana de mayo, y durante la Pascua, conmemorando la llegada de la primavera por parte de los jóvenes del pueblo, especialmente por parte de los verdaderos protagonistas, los Mayorales y las Obreras, acompañados por las Floreras. Probablemente sea la fiesta más tradicional y arraigada de Chulilla, y una de las más importantes de la comarca de los Serranos. Acontece con la celebración de una romería a caballo por el pueblo, canto de Los Mayos, El Pollo, y la tradicional Enramá.
Durante el mes de agosto se celebran las fiestas patronales, las Fiestas de Santa Bárbara. Comienzan con uno de los actos más significativos para los chulillanos, el traslado en romería de la patrona desde su ermita hasta el pueblo, donde pasará la semana de fiestas. Durante esta semana también se celebra la festividad de La Virgen de Los Ángeles, titular de la Parroquia, y de San Isidro Labrador. Los actos de las fiestas tienen lugar durante toda la semana. Además de los actos religiosos se celebran cenas populares, verbenas, actividades infantiles, exposiciones, y demás actos que culminan con el traslado de nuevo de Santa Bárbara desde la Iglesia hasta la Ermita.
En el mes de septiembre tienen lugar las Fiestas del Cristo del Perdón, más comúnmente conocidas como fiestas de Las Cruces. Las calles del pueblo se engalanan con cruces, fruto del trabajo, esfuerzo e ilusión de los vecinos, con motivo de la festividad. Las cruces están hechas con cualquier tipo de material, creando verdaderas obras de arte. Además de plantar cruces, también se engalana todo el conjunto de la calle, dando a Chulilla una imagen distinta y peculiar. Durante la semana se celebra el Triduo al Santísimo Cristo del Perdón, acompañados de verbenas y otras actividades, especialmente en las calles.